Hace casi tres años que vi por primera vez estos magníficos árboles. Me hallaba en Dar es Salaam, la capital de Tanzania, con un grupo de estudiantes misioneros, metido en un dala-dala, que es como llaman a las furgonetas que hacen allí de taxi, en dirección de unas playas para turistas. Para llegar a éstas tuvimos que subir a un ferry que nos llevaría a una isla, según alguien me dijo (pero hoy buscando en “google maps” el nombre de la isla, sorprendido me he dado cuenta que, simplemente, cruzamos un entrante de mar para llegar a un área llamada Kigamboni, donde están las playas).
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Descarga del South Beach Ferry en Dar es Salaam. |
Aún recuerdo cómo me latía el corazón cuando lo vi. Llevaba muchos años deseando poder ver uno de estos gigantes, y ahora por fin lo tenía ante mis ojos. No esperaba ver un baobab el primer día de mi estancia en Tanzania; por esa razón, olvidé mi habitual compostura y grité para que los demás también lo vieran. Las caras de circunstancia que me rodeaban, me mostraron que debía guardarme para mí mis hallazgos. Me sigue costando comprender la indiferencia que muestra la gente a lo que yo considero fascinante. Del mismo modo, supongo que la mayoría se sorprende cuando soy yo quien muestra indiferencia ante cualquier cosa que esté de moda ese mes.
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Dala-dala circulando con baobab a un lado. |
Existen 8 especies de baobab en el mundo, 1 en Australia, 6 en Madagascar y la restante se halla en 31 países del continente africano, entre ellos Tanzania. Debido a su imponente aspecto, muchos han creído que los baobabs más grandes (algunos con circunferencias de más de 30 m) deben tener alrededor de 5000 años. El hecho de que carezcan de anillos hace su datación aún más difícil, pero parece ser que la mayor parte de los botánicos estiman en 1000 años a los ejemplares más viejos. Según se ha observado, el tronco de éstos árboles engrosa rápidamente acumulando grandes cantidades de agua en su interior, por lo que su aspecto de tronco botella, parece muy apropiado.
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Inmenso baobab en las montañas de Udzungwa. |
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Familia árabe camina por la carretera con baobabs al fondo. |
Éstos serían desgraciadamente los últimos baobabs que fotografiaría, ya que unos días después se me rompería la cámara, quedándome aún más de un mes de estancia en Tanzania.
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Foto en la que se puede apreciar el descomunal tamaño del baobab. |
A pesar de todo, tengo unas pocas fotografías de recuerdo y el propósito de volver al África subsahariana y recoger, esta vez más, y mejores imágenes.
Creo que conozco esa sensacion de descubrir algo que no todos comparten, vale no muchos comparten, vale vale que nadie comparte... es lo mejor, es ilusion y su expresion física es el "face" :D
ResponderEliminarjeje, pero mola más compartir el "face" con alguien, ¿no?
ResponderEliminarBuena historia, adelante con más!
ResponderEliminarGracias Dr. Frikosal!
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